Levantando las voces de los trabajadores del campo a través de la organización comunitaria

Se estima que más de 3 millones de trabajadores del campo inmigrantes y por temporada cosechan alimentos en los Estados Unidos.  Los trabajadores del campo ayudan a proporcionar la mayoría de los alimentos que se consumen en los Estados Unidos, cosechando productos agrícolas, manteniendo en marcha las operaciones en las lecheras y trabajando en la industria cárnica.  Estos trabajadores del campo ganan un sueldo significativamente menor al que ganan los que no trabajan en este sector y afrontan unas de las más horrorosas condiciones laborales en todas las industrias. Este sector de trabajadores enfrenta acoso, abusos, exposición a químicos, condiciones laborales injustas y robo de sueldo en niveles sin precedente.

Mientras los defensores y organizadores trabajan para garantizar que se escuche la voz de los trabajadores del campo que se hayan visto afectados negativamente por su ocupación, también están luchando contra propuestas de ley que buscan limitar en mayores niveles sus derechos y seguridad.

A finales de mayo de 2019, había sospecha de que un avión fumigador había rociado con pesticidas a 2020 trabajadores del campo cosechadores de lúpulo cerca de Parma, Idaho.

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Los trabajadores del campo relataron haber olido los fuertes químicos que les rociaron encima. Poco después, comenzaron las afecciones físicas y mentales, haciendo que muchos del grupo tuvieran que acudir al hospital más cercano en Treasure Valley por posible exposición a pesticidas. Los trabajadores del campo detallaron sus síntomas: dolores de cabeza insoportables, tos con sangre, mareos y visión borrosa.

Este caso de exposición a pesticidas no es el único. La exposición a los pesticidas y el contacto con aerosoles químicos provenientes de aviones fumigadores son peligros comunes que enfrentan los trabajadores del campo.

Cuando un grupo de personas alzó la voz, indignados por la gravedad de esta situación, se dieron cuenta de que las leyes en Idaho no brindan protección adecuada a quienes resulten rociados.

Aunque funcionarios de agricultura estatal dijeron que no pudieron determinar la fuente de la enfermedad de los trabajadores del campo, los funcionarios enviaron una carta reglamentaria al piloto del avión fumigador que los trabajadores habían señalado como el responsable de haberlos rociado. Esto inició una batalla entre la búsqueda de leyes para proteger a los trabajadores del campo y protecciones para los pilotos de aviones fumigadores.

Durante esta sesión legislativa, la Asociación de Aviación Agrícola de Idaho y los diputados de la cámara de representantes estatal introdujeron una propuesta de ley para proteger a los pilotos fumigadores por sobre los trabajadores del campo, sus comunidades y el medioambiente.

Simultáneamente, la evaluación proveniente de la Organización de Consejos de Recursos de Idaho (IORC, por sus siglas en inglés), realizada por la organizadora comunitaria bilingüe Irene Ruiz, indicó que había comunidades en el condado Canyon ansiosas de organizarse en torno a inquietudes similares. Innumerables reuniones individuales y colectivas dejaron en evidencia la necesidad de tener que organizarse con respecto a los problemas que enfrentan los trabajadores del campo, específicamente la exposición a pesticidas.  Esto, en última instancia, conllevó a la creación del Consejo de Recursos Visión 2C (V2C).   V2C es la tercera delegación de IORC en el estado. V2C se concentra en un modelo “de justicia social impulsado por la comunidad, que sea multigeneracional, multicultural y representativo de las personas del condado Canyon”.  Su misión es construir y trabajar en pro de comunidades resilientes, equitativas y sostenibles a través del liderazgo de bases.

Irene dijo que ser organizadora de la delegación se trata de brindarles a los integrantes todo lo que necesitan para ser exitosos.

“Estoy allí para apoyarlos y darles recursos”, dijo Irene. “En pocas palabras, no estoy allí para decirles qué hacer, ellos están consiguiendo las herramientas que necesitan para ser exitosos en sus condados y proyectos”.

Como la organizadora bilingüe respecto al tema de agricultura y alimentos, Samantha Guerrero dedica mucho tiempo a trabajar sobre la problemática de los pesticidas. Tanto agroproductores como trabajadores del campo desean fortalecer su poder en torno a este tema.

“Hay muchos puntos de coincidencia”, dice Samantha, “queríamos formar un grupo diverso de personas que fuera representativo de nuestra comunidad en el condado Canyon”. El trabajo de bases realmente funciona mejor cuando la misma comunidad es la que saca a la luz los problemas y se ponen manos a la obra a trabajar para solucionarlos”.

Samantha creció en Caldwell, Idaho, en una familia de trabajadores inmigrantes mexicanos.

“Lo que me interesó de este trabajo fue el vínculo entre la inmigración y el racismo medioambiental”. El sistema de alimentos nos conecta a todos. Esta fue una forma de enlazar a estas dos pasiones”, dijo Samantha.

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El lanzamiento de V2C, de izquierda a derecha: Juan Saldana, Samantha Guerrero, Irene Ruiz,  Ester  Ceja,  Marielena Vega,  Christina  Stucker-Gassi,  Carrie  Seymour,  y  Zoe Ann Olson.

IORC y V2C han estado participando mucho en torno a la propuesta HB487, un proyecto de ley que limitaría la autoridad del Departamento de Agricultura del Estado de Idaho respecto a su respuesta ante incidentes de exposición a sustancias y ampliaría las protecciones para quienes resulten acusados de usar pesticidas incorrectamente.  El proyecto de ley contaba con el apoyo de la Asociación de fumigadores y el contenido de la propuesta favorecía mucho a los fumigadores.

“Las Asociación de Aviación Agrícola de Idaho desea que se eliminen ciertas protecciones o partes del texto de la ley que afectaría la salud y seguridad públicas”, explicó Samantha.   “El (comité de la cámara estatal de representantes sobre asuntos agrícolas) votó a favor de eliminar esas leyes que limitarían la supervisión de parte del Departamento de Agricultura del Estado de Idaho”.

Samantha explicó que los peligros vinculados con la exposición a pesticidas incluyen cáncer, defectos congénitos, enfermedad de Alzheimer, enfermedades autoinmunes y muchos más.

Los trabajadores del campo no son el único grupo que afronta riesgos. Sin restricciones respecto a dónde y cuándo los pilotos pueden fumigar, las comunidades que viven cerca de operaciones agrícolas quedan a su merced.

Cuando la propuesta avanzó hasta el senado, Irene, Samantha, el organizador Doug Paddock, y la presidenta de la junta directiva de IORC, Christina Stucker-Gassi se reunieron con legisladores para explicarles los problemas de la propuesta que se había aprobado en la cámara de representantes. Este equipo explicó el daño que la propuesta le haría no solo a los trabajadores del campo sino también a las personas que viven cerca de zonas de fumigación. El Senador Jim Guthrie, presidente del comité del senado sobre asuntos agrícolas expresó su apoyo al equipo y negoció enmiendas a la propuesta de ley para abordar las inquietudes de IORC.

“Queríamos que restablecieran ciertas disposiciones. Queríamos que restablecieran el texto que brindaría protección a la gente”, dijo Samantha.

El 12 de marzo, integrantes de la comunidad, agroproductores y trabajadores del campo se manifestaron en una audiencia pública ante el comité de agricultura del senado para alzar su voz en contra de la propuesta.

Irene leyó el relato de José Ramírez, trabajador del campo e integrante del grupo al que habían rociado con pesticidas en Parma, pero que no podía asistir al comité en persona.



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Testimonio de José Ramírez en contra de la propuesta HB487

José Ramírez estaba entre el grupo de aproximadamente 23 personas que trabajaban en Parma cuando se dio cuenta del avión fumigador en la distancia. Junto al campo en donde trabajaba, Ramírez vio como el avión fumigador rociaba un campo de cebollas. Él estaba entre los trabajadores que se encontraban más cerca del químico rociado y le cayó lo peor de la sustancia.

“De repente, se nos empezaron a aguar los ojos y me di cuenta de que algunas mujeres estaban tosiendo y ahogándose y nos fuimos del campo”, dijo Ramírez en su testimonio.

“Vine a casa y empecé a vomitar descontroladamente. Me desperté desorientado y perdía y recobraba la conciencia”, describió Ramírez antes de que lo llevaran a la sala de emergencias.  El contratista le dijo a Ramírez que fuera al hospital, luego de que otros trabajadores llamaran para reportarse enfermos.

Ramírez relató haber estado conectado con suero intravenoso en ambos brazos en la sala de emergencias y que le dieron un tratamiento para ayudarlo con la desintoxicación. El incidente lo dejó sintiéndose débil y sin poder ir a trabajar por una semana, además de las facturas médicas del tratamiento.

“No quiero que a otros en el futuro les pase lo mismo que a mí. Quiero que las familias estén seguras y no tengan la preocupación de que se enfermarán por los pesticidas y la negligencia de quienes los aplican”, explicó Ramírez respecto a por qué se oponía a la HB487. “Espero que nos consideren y nos vean como seres humanos, lo único que deseamos es vivir y trabajar en un espacio seguro”.

(Traducción del español)

“Quedó claro que esto conmovió a los miembros”, dijo Irene.

IORC y V2C trabajaron con los Votantes Conservacionistas de Idaho, la Liga de Conservación de Idaho, el sindicato United Farmworkers (Trabajadores del Campo Unidos), Poder de Idaho, la comunidad inmigrante, agroproductores locales y residentes para hacer ciertas correcciones a la propuesta.

Si bien IORC y V2C fueron exitosos en lograr que se enmendara la propuesta de ley, al final el gobernador Brad Little la vetó. Se estima que habrá una sesión para elaborar reglas este verano, en la cual los grupos de defensoría esperan retomar el impulso de este incidente para tratar de restablecer las protecciones que se habían eliminado de las reglas administrativas”.

“Estamos trabajando arduamente para sacar a la luz estos problemas, sabemos lo difícil que será si no lo hacemos”, dijo Samantha.

Irene dijo que el papel de IORC no es hablar en nombre de los trabajadores del campo y las personas que organizan, sino garantizar que las personas que ellos organicen puedan involucrarse en el proceso.

“Es importante que levantemos la voz de quienes hacen este trabajo, y esos son los trabajadores del campo”, dijo Irene.